sábado, 21 de junio de 2014

EL VALOR DEL REGIONALISMO

Sevilla tiene una deuda pendiente con el Regionalismo. No le ha devuelto, en forma de reconocimiento y divulgación, todo lo que aquel le aportó en las primeras décadas del siglo XX. De hecho, hoy por hoy, las verdaderas señas de identidad, la imagen misma de la ciudad, el contexto que envuelve armónicamente su monumentalidad, está representado por la obra de unos arquitectos geniales a quienes, en una desgraciada e injusta paradoja, no se dispensa la consideración que su enorme altura merece.
La actitud de displicencia y olvido que hacia ellos ha venido mostrando la Escuela de Arquitectura de Sevilla, ignorando su indiscutible valía y la importancia del legado que dejaron, es una intolerable injusticia que ha de ser reparada cuanto antes.
Los maestros que inventaron el estilo Regionalista, con Aníbal González, Juan Talavera Heredia y José Espiau al frente, fueron arquitectos de primer nivel; artistas versátiles que supieron compaginar el lenguaje de su época, cultivando el estilo Modernista, con la creación de uno propio y nuevo, inspirado en las señas de identidad tradicionales de la ciudad y en los estilos arquitectónicos clásicos, si bien sometidos a una reinterpretación que los convertiría en algo diferente, algo inédito que aportar para el futuro. De ambos estilos dejarían toda una constelación de muestras que sin duda contribuyeron a acrecentar la belleza de la ciudad, al tiempo que a revalorizar su patrimonio arquitectónico. No todos, por desgracia, han llegado hasta nosotros.
Hay, pues, motivos de sobra para que Sevilla haga gala y exhiba con orgullo la riquísima colección de arquitectura que le proporcionaron aquellos maestros. Y, precisamente ahora que nos aproximamos el Centenario de la irrupción del estilo Regionalista, debe hacerlo cuanto antes, pues ello, además de un acto de justicia, sin duda constituiría un notable atractivo que sumar a su importante oferta cultural.

ANÍBAL GONZÁLEZ ÁLVAREZ-OSSORIO (1876-1929)



Casa para Laureano Monto. Calle Alfonso XII,. Estilo Modernista (1905-6) 
Edificio de viviendas y comercios para Manuel Nogueira. Estilo Regionalista Mudéjar. Martín Villa Santa María de Gracia. 1907-1908



Fábrica de Gas. Avenida Juan Pablo II, Estilo Modernista 1911-1915.


Casa para el Marqués de Villamarta. Avenida de la Constitución-García de Vinuesa 1915-1917



Edificio Consejería Innovación. Calle Torneo. 1919-1920



Considerada 'un resumen de la Plaza de España', Casa Luca de Tena. La Palmera. 1923-1926



El modernista Gran Café de París de la esquina de la Campana con O'Donnell. 1904-1906. Demolido en los infaustos años Setenta. Una de las obras que perdimos de Aníbal González.


Proyecto de la Basílica de la Inmaculada, que empezó construirse en la Huerta del Rey pero jamás se terminó. Hubiera sido la Sagrada Familia de Aníbal González.


JUAN TALAVERA HEREDIA (1880-1960)


Casa de María Chafer. Estilo modernista. Plaza S. Francisco. 1914



Casa de los hijos de Vicente Aceña. Avda. de la Borbolla. 1913-1915


Casa Manuel García Montalván. Alfarería. 1924-1926

Casa Anastasio Martín. C/Almansa. 1925-1926

Edificio de la Telefónica. Regionalismo barroco. 1926-1928 

Edificio de viviendas. Villegas, esquina Francos. Regionalismo neoclásico.



JOSÉ EPIAU MUÑOZ (1875-1938)



Casa para Antonio López. C/Orfila. Estilo modernista,. 1907-1908


Casa Grosso. C/San Pablo. Estilo modernista. 1908-1909


Casa de Antonio González. Estilo Modernista. Avda. Constitución. 1910 


Casa para Manuel García Alonso. Estilo modernista. Pza. S. Francisco. 1911-1912



Y cuando Espiau hace Regionalismo, le sale esto: Casa Ciudad de Londres, C/Cuna. 1912-1914 



O esto. Edificio La Adriática. Avda. Constitución. 1914-1922


O esto. Edificio Pedro Roldán,. Plaza del Pan. 1926-1927


O esto. Hotel Alfonso XIII, 1919/1


COLOFÓN

Lo hasta aquí expuesto no es más que una brevísima muestra del extenso legado que los arquitectos regionalistas (aunque ya hemos visto que fueron mucho más que eso) dejaron a la ciudad. Un patrimonio riquísimo y de primer nivel que demuestra cómo la modernidad, aunque algunos lo nieguen, se introdujo hasta los tuétanos en aquella Sevilla de principios del siglo XX. Y además lo hizo con respeto a la fisonomía de la ciudad y a la herencia recibida. Sin la soberbia del ignorante. Es indudable que Sevilla no ha sabido aún hacer valer ese patrimonio, darlo a conocer, sacarle todo el partido que podría. Ahí va pues nuestro reto a las autoridades para que se decidan a hacerlo. De Sevilla no sólo pueden venderse como atractivos turísticos conceptos etéreos como las vísperas de la Semana Santa. Hay también un rico patrimonio tangible y a  la vista (aunque no siempre queramos verlo) del que muchas ciudades se enorgullecerían. Muchos de esos edificios están cumpliendo ahora un siglo de existencia. Sin duda un buen pretexto para acometer la empresa, que por otra parte es barata.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, me ha sabido a muy poco.
    Qué bueno sería proseguir en esta línea de traer a nuestra atención los edificios de tanto valor arquitectónico, y por tanto socio-histórico de una cultura, a la que frecuentemente se reconce el folclore -valioso sin duda: cante, baile, toreo- y ahy tantos genios en todas las Artes mayores.
    Te animo a continuar. Saludos
    Ramón Mª Mondéjar , arquitecto Escuela de Barcelona 1969.

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